¿Para qué puede servir explicar que la
legalidad por sí misma no tiene valor sin legitimidad, o decir que son
los pueblos los que confieren esa legitimidad y que el sentido de pueblo
no lo marcan las leyes? ¿De qué serviría ahora recordar que si se ha
llegado hasta aquí es porque no se ha querido escuchar durante años un
clamor, no necesariamente independentista, pero sí exigiendo un derecho
fundamental como el de decidir?
¿De qué, insistir en que si al final se
ha decidido desobedecer con toda la dignidad, es porque ya no había otra
salida, y porque no va a haberla ni el año que viene ni dentro de una
década?
Todo esto no puede servir de nada,
porque aquí no juega la razón sino los sentimientos largamente
alimentados por la historia fascista de este país: esa que todavía hoy
pervive en los medios de comunicación, en los políticos, en la justicia,
en la oligarquía y en las gentes de todo pelaje y condición.
El odio
hacia el que ya se ha señalado como enemigo no va a desaparecer de hoy
para mañana, y si acaso el despótico comportamiento de los partidos
‘constitucionalistas’ (totalitaristas) se va a jalear más que a
censurar, porque el franquismo que permanecía latente se ha exacerbado
orgulloso en los últimos días y parece tan contagioso como un virus.
Pese a toda esta sinrazón, los catalanes
siguen queriendo votar, solo votar, únicamente quieren algo tan
democrático como votar. Y eso ha sido suficiente como para que hasta las
pocas caretas que aún daban el pego hayan saltado por los aires.
Hoy, en este país orgulloso de fomentar de nuevo la figura del preso político, a mí me avergüenza ser español más que nunca.
Franquistas: sacad vuestras sucias manos de Cataluña.
Rufián a Rajoy: "Le exijo que saque sus sucias manos de las instituciones...
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El portavoz de ERC, Gabriel Rufián, ha espetado con dureza al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que "saque sus sucias manos de las instituciones de Catalunya"
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